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lunes, 21 de febrero de 2011

Un dedo índice. 7º Domingo del Tiempo Ordinario

"Tratad de servir a Cristo doliente en los Pobres con  dulzura, compasión, cordialidad, repeto y devoción"                                                                                                                                                                                                                 Vicente de Paúl

            Uno de los crios estuvo con fiebre esta semana, algún llanto, alguna impaciencia ante su estado,..., le propuse con tono de intriga, secreto y asombro se atreviera a descubir algo que le encantaría leer en el cuento que le daba. La sonrisa apareció cuando descubrió que el personaje estuvo malo, como el, con la garganta y se le pasó en unos dias.


    No es la primera vez que estando en la Eucaristía el Padre que celebra, levantando el dedo indice y con cierto tono de reproche recuerda el comienzo de la segunda lectura de hoy. " ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?".
Hoy meditando las lecturas me frenaba ese dedo indice,y en él descubro el mio  y me alegro porque me gusta cantar ese salmo  que dice " mira si mi camino se desvia..." y apareces tú y de nuevo lo reconduces. Me vuelves a pedir que crezca en  uno de las muchos aspectos que he de cultivar: el tono y el modo.
¡cómo cambia todo cuando los labios y la actitud beben de un corazón agradecido!. realmente da vertigo saber que Dios se hospeda y habita dentro de mi y de nosotr@s, Dios del encuentro sereno e intimo y  Dios del encuentro fraterno...
pero a veces me equivoco al conducir la Palabra, esta no llega con las estridencias de un dedo indice, ni llega con el reproche a los catequistas que no vienen a la formación, ni a los chicos que no acuden a los ensayos. La Palabra se hace entrar al corazón del otro, cuando sale de un  corazón que vive a Dios en lo cotidiano. El corazón se entrega a Dios cuando se conquista con amor. Solo entonces ya no importará andar dos millas en lugar de una, ni ser siempre los mismos quienes se ostinen en crear comunidad eclesial,...
La generosidad brota,  cuando descubro en la Palabra, como el niño en el cuento, que en mi debilidad desborda la misericordia del Señor.

sor loli

sábado, 19 de febrero de 2011

Buena es la sal...

El otro día, mientras hacía la comida, como siempre tuve que probarla, para ver si le faltaba algún ingrediente...

Obviamente... ¡Le faltaba sal! Y que mal sabía la comida sosa... realmente no se podía comer...

Le eché sal ....  ¡Increíble! ¿Cómo es posible que unos pocos granos de sal, cambie tanto el sabor de la comida? Realmente la sal es importante... es buena... buenísima...

Imagino que esto lo sabría bien Jesús cuando decía... "Sois la sal de la tierra, buena es la sal...."
A veces me cuesta saber a mí todo lo que significa eso que decía Jesús... ¿Yo soy la sal? Entonces me pregunto... ¿Qué hace la sal?

La sal cambia la comida, cambia la vida... Una comida con sal está rica, alimenta, sabe bien, te hace disfrutar de buenos momentos sentado a la mesa... Cuando la comida tiene sal... está buena... felicitamos al cocinero por su buen hacer... Y cuando falta... Cuando falta la sal cambia la cosa, ya la comida no está tan rica, está más bien sosa, cuando falta la sal a veces incluso nos cuesta comer porque "no nos gusta" y en vez de felicitar al cocinero, las conversaciones están más cerca de "reñirle" por su olvido, al no haber puesto sal en la comida...

Eso quiere Jesús, que yo sea sal... que cambie la vida, la mía y la de los que me rodean, que haga que la vida de todos sepa bien, que haga disfrutar a mis hermanos de buenos momentos (ya sea sentados a la mesa de la eucaristía o en cualquier otro momento) que haga que por medio nuestra, todos feliciten al cocinero por lo bueno del resultado, que todos "¡VEAN VUESTRAS BUENAS OBRAS Y DEN GLORIA AL PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS!"

Además, me fijé en un detalle curioso... cuando ponemos sal en la comida... removemos un poco y... ¡¡Ya no hay sal!! La sal ha dejado de ser sal en favor de que el plato tenga sabor... la sal "desaparece" deja de ser ella misma para que el resultado sea bueno. Quizás tenga yo también que dejarme un poco a mí, por dar sabor a la vida de mis hermanos.

No lo olvides, el mundo espera tu sal, el mundo espera tu luz. No los dejes esperando...