"...de manera especial, tener mucho trato con el Señor en la oración; allí está la despensa de donde podrá sacar las instrucciones que necesite para cumplir debidamente las obligaciones que va a tener" San Vicente de Paúl.
Estaban los pekes de 2,3 y 4 años bañándose en la orilla de la playa. Entre la gente, bajaba desde la arena un chico joven de pelo oscuro, caminar pausado y mirada perdida en un horizonte donde sus ojos no podian ver el azul del cielo ni la transparencia del agua.Avanzaba apoyando su mano derecha en el hombro de quien , por edad, podría ser su padre.Éste le dio la cuerda de las boyas del canal naútico. El joven con pasos cortos, sin dejar de apoyarse en su padre, tomó la cuerda con su mano izquierda y avanzando poco apoco hacia adentro ,disfrutó del mar.
...me ecanta éste Evangelio, no sólo por la relación tan cálida y digna que establece Jesús con la mujer, ni por los dilemas de vida activa y comtemplativa de la que a menudo nos hablan...me encanta porque descubro en María y Marta una maravillosa relación de amor y amistad con Jesús.
Como el joven bañista ciego, María, profesa un latido de confianza en quien le guía, con exquisita atención a la voz de su padre, logra reconocerlo entre el murmullo de las olas y el bullicio de los niños aceptando su invitación de ir mar adentro...y quien escucha la Palabra, como Marta, no se detiene, porque el corazón donde sólo cabe Dios rebosa disponibilidad, delicadeza en el detalle, riesgo ante lo que no se ve y traduce la fe en pequeños gestos, tan sencillos como asir una cuerda sin soltarse de Dios y adentrarse en el mar de la vida, dejando que ésta le empape, lo bañe...
Nada hay que temer, nuestra misión es saborear a Dios presente en la vida y compartir con el gesto y la palabra que es El quién nos anima.
...¿quién no puede disfrutar de un "veraneo" de la mano de Marta y María?
Sor Loli
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